“Habla y actúa a partir de los pensamientos necios y la desgracia irá tras de ti como la rueda que sigue el buey que tira de un carro. Habla y actúa a partir de los pensamientos sabios y la felicidad te seguirá tan de cerca como tu sombra, inamovible
El Dhammapada –“
El otro día tuve una sesión de coaching con un cliente y empezó diciéndome,
“Quiero saber qué me pasa cuando alguien que me importa me cuenta algo y mi atención se pierde en mí, en mis pensamientos y no en él o ella y en lo que me está contando.”
Esa persona llegó a sus propias conclusiones, pero el tema me parece tan interesante y de tanta actualidad que quiero hacer una reflexión y compartirlo.
Imparto cursos de “Herramientas de coaching para líderes” y compruebo una y otra vez que el gran problema que tenemos todos, y mucho más en las organizaciones, es que tenemos mucho ruido mental y no somos capaces de dejarlo a un lado cuando queremos escuchar a otra persona.
Unos somos más conscientes que otros.
El hecho de darte cuenta de que te vas a tus propios pensamientos ya es un grado de autoconciencia.
¿Qué podemos hacer para limpiar nuestra cabeza de tantas cosas que dejamos que se depositen en ella?
Conocemos muchísimas técnicas, como escribir los pensamientos en una libreta, escribir tareas e irlas tachando según se van cumpliendo y así …. Muchas más dirigidas al hacer, al comportamiento, que desde luego ayudan …
Pero lo que de verdad funciona, al menos para mí y mis clientes, es:
1.- Tomarme un tiempo para estar conmigo misma, sola y en silencio,
2.- Reflexionar sobre mis prioridades. Darme el tiempo de saber que es importante para mí,
3.- Observar si en mi día a día le estoy dando el espacio a eso que es importante para mí y cuánto.
El tener una vida coherente, entre mis valores y mis acciones, trae mucha calma mental y paz a mi vida, me deja mucho espacio para poder escuchar a otros y sobre todo para cuando quiero estar conmigo misma poderme escuchar.
También me he dado cuenta de que si no me doy un espacio para bajar las revoluciones de forma consciente es muy difícil que pueda dar espacio a otros. Por mucho que en nuestra cabeza digamos que son muy importantes para nosotros, no estamos entrenados para escucharlos con plena atención.
La atención es algo que podemos entrenar a diario. Lo bueno es que ese entrenamiento podemos hacerlo a diario, en minutos, momentos intercalados con las obligaciones laborales, haciendo pequeñas pausas conscientes.
Pausas Conscientes donde centramos nuestra atención en algo concreto y observamos simplemente.
Te animo a que lo hagas y compartas que cambios observas en tus relaciones
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