Dos palabras que desde hace bastante tiempo tengo muy presentes en mi día a día.
Las empecé escuchando. En principio, en mi formación de coaching, pues me entró una especie de urgencia por cambiar de vida, de profesión y sobre todo de forma de relacionarme con todo lo que tenía a mi alrededor.
También la escuchaba en mis clase de yoga, escuchaba y escucho como los monitores repiten a las posturas se llega con paciencia y determinación … y ahí sigo intentando llegar a las posturas de equilibrio, que son las que más me cuestan.
Ahora que ya he cambiado de profesión y mi manera de relacionarme con el entorno, internamente me sigo repitiendo:
“paciencia y determinación, esta es la manera en la que conseguirás todo lo que te propones”.
Con la práctica de la Paciencia, he aprendido a ser más amable y compasiva conmigo misma y por lo tanto con los demás, esto es lo que ha hecho que mi forma de relacionarme y mis relaciones hayan cambiado.
La práctica de la determinación, es lo que me ha apoyado a seguir adelante cuando desfallece la paciencia. Una vocecilla me dice sigue que ya queda poco, y haciéndole caso me he dado cuenta que efectivamente, cada vez que persigo mis sueños, con paciencia y determinación, cada vez estoy más cerca de que se cumplan.
En mí sigue viviendo la urgencia de conseguir las cosas YA, aunque desde que he interiorizado el mantra:
“Paciencia y determinación”, disfruto del recorrido, del proceso que se desarrolla hasta que el deseo se hace realidad.
Me da tiempo a que las cosas, los proyectos y las relaciones maduren. Incluso da tiempo a que el resultado durante el proceso cambie, me sorprenda y me guste muchísimo más de lo que en un principio había deseado.
Lo que en un principio me parecía un auténtico dolor -el tener paciencia para conseguir lo que yo quería-, ahora me parece una bendición.
Soy de la idea de que los guisos a fuego lento cogen más sustancia y gusto, al igual que mi vida vivida con paciencia y determinación.
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