Llevo 10 años siendo coach y desde hace 5 también formo coaches.
Y puedo decirles que lo que distingue al coaching de otras profesiones de ayuda, como la psicología o terapias psicológicas o físicas, es que es la única profesión en la que no hay transferencia.
Me molesta cuando escucho una y otra vez decir a personas que han seguido procesos de coaching y especialmente en empresa: “porque a mi nadie y mucho menos un coach, me tiene que decir que es lo que tengo que hacer”
Estoy totalmente de acuerdo con ellos, a mi también me molesta que me digan que es lo que tengo que hacer, sobre todo personas que no saben mucho de mi o de mi vida.
Voy a explicar que es coaching y que significa la no transferencia como rasgo diferenciador del coaching de otras profesiones.
¿Que significa que no hay transferencia?
Lo que significa es que el coach conscientemente no le transfiere conocimiento a su cliente. El que conoce su historia y lo que quiere conseguir, es el cliente, no el coach. El que debe de hacer nuevas conexiones y darse cuenta es el cliente, no el coach, y el que ha de realizar acciones para hacer cambios en su vida es el cliente, no el coach.
La conversación que se genera entre un coach y su cliente es una conversación enfocada.
El foco de la atención del coach va en la dirección de lo que el cliente quiere, algo concreto, que se pueda saber al final de la sesión lo ha conseguido. En este primer momento el coach ayuda al cliente a determinar qué es lo que quiere y a ponerlo en las palabras que le ayuden a hacerle fácil el conseguirlo.
Lo que va ocurriendo es que, al enfocarse de manera relajada, sin esforzarse por conseguir nada, va surgiendo la concentración que le lleva a darse cuenta de lo que estaba faltando para conseguir su resultado deseado.
Una vez que el cliente ha puesto en palabras lo que desea, es el momento en el coach, ayuda al cliente a reflexionar sobre su realidad, lo que está pasando en su vida actual y en los impedimentos que se interponen para conseguirlo. De este enfoque y de la reflexión surge la motivación para conseguirlo y el cliente naturalmente se va dando cuenta de diferentes posibilidades que hasta ese momento no se había dado cuenta.
Durante esta exploración empiezan a emergen opciones que amplían la perspectiva del cliente. En este momento del proceso, es cuando generalmente surgen en la consciencia del cliente (a nivel emocional, de pensamiento y sensaciones), conexiones que le provocan ¡ajas!. Esos momentos ¡ajas!, generan fuerza, energía, generan altos contenido de creatividad y normalmente el deseo de querer actuar para conseguir lo que es importante para él.
Es gracias a la conversación enfocada y reflexiva entre el coach y su cliente, donde cliente se da cuenta y dónde va haciendo sus propias conexiones. Ha encontrado lo que le estaba faltando. Gracias a la creatividad, se ha llenado de la fuerza necesaria para poner acción y conseguir lo que quería.
Este proceso que acabo de describir es el famoso GROW, que acuñaron como “modelo”, John Whitmore, Grahan Alexander y Alan Fine.
El modelo GROW, lo establecieron estos autores, después de darse cuenta que era lo que se repetía una y otra vez en las conversaciones con clientes.
Profundizando en el modelo GROW, el Dr. Leonardo Ravier, demuestra, en su Tesis doctoral “Teoría General del Coaching”, que lo que ocurre cuando una persona tiene un objetivo a conseguir y un coach le acompaña en la reflexión enfocada, siempre y de forma natural, ocurre este proceso.
El coach lo único que tiene que hacer con sus preguntas, es ayudar al cliente a que no se desenfoque de lo que quiere conseguir. Esto es difícil pues la vida en que vivimos está llena de estímulos desenfocantes.
Lo que aporta el coaching a este proceso natural es potenciar el enfoque, la concentración y la capacidad creativa del cliente.
En el coaching, el proceso natural, se potencia, creando un continente artificial para facilitar la integración del contenido del cliente (conocimiento tácito).
Para mi, lo importante de reconocer de que el proceso es natural, es entender que no hay que forzar que las cosas ocurran en el coaching, sino confiar, como coaches, que acompañan al cliente en su interés natural, este va a ir integrando su conocimiento tácito y conseguir el resultado deseado.
Esa es la razón por la que el coaching es tan poderoso, porque es el cliente el que se da cuenta de que es lo que tiene que hacer y lo hace y cada vez va teniendo una vida más satisfactoria pues es la vida que ha imaginado él y la consigue.
Comments